En la
identidad ambiental de la isla se destaca de modo muy especial
su arquitectura, sobre todo aquella que define los espacios históricos
de las ciudades coloniales. El modelo hispánico, procedente de
la arquitectura popular del sur de España, adquirió desde muy
temprano fuertes caracteres de adaptabilidad climática para satisfacer
los requerimientos de un modo de vivir en condiciones tropicales.
Se trata de una arquitectura de amplios ventanales y balcones,
que hicieron la casa comunicativa y abierta. El empleo de elementos
tamizadores de la luz le darían a la casa un tono muy peculiar
a través de sus rejas y vitrales de medio punto coloreados. Amplios
soportales en las plazas y principales avenidas, harían al gran
escritor Alejo Carpentier llamar a La Habana "la ciudad de
las columnas". El ritmo de las fachadas, con sus tejas rojas
y las maderas torneadas en los balaustres de los balcones, crean
juegos de contrastes entre textura y color.
Durante el siglo XIX el neoclásico dará un toque de distinción
a la arquitectura de la burguesía criolla. El Palacio de Aldama,
o la Calzada del Cerro en La Habana, dan muestras del alto nivel
artístico que alcanzaron estas construcciones.
A lo largo del siglo XX no cesaron de intervenir en el espacio
urbano diversas influencias arquitectónicas. El art nouveau,
traído por los maestros catalanes; el eclecticismo que se impone
y se generaliza; los neo históricismos; y el art deco, que inaugura
al movimiento moderno de corte racionalista, hacen de nuestras
ciudades, y especialmente de La Habana, espacios de alto valor
patrimonial por la convivencia de múltiples estilos que participan
en el deleite visual urbano. Especial interés ofrece al visitante
el sistema de fortalezas militares de la ciudad, y en general
todo el conjunto del país. En la capital se encuentra la fortaleza
de La Cabaña, la más grande de América; y el Castillo de la
Real Fuerza, el primer castillo abaluartado del continente.
Se pueden visitar también el Castillo de los Tres Reyes del
Morro y el Castillo de La Punta (ambos en La Habana), el Castillo
de Jagua (en Cienfuegos), San Pedro de la Roca (en Santiago
de Cuba) y el Fuerte de Matachín (en Baracoa). Cuba cuenta además
con dos ciudades que por el alto valor arquitectónico de conservación
fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad: La Habana Vieja
y Trinidad.