La pintura
es la más genuina de las expresiones plásticas del país. Su evolución
no pudo seguir un proceso de desarrollo coherente porque sus primeras
expresiones, realizadas por los aborígenes en las cavernas, quedaron
interrumpidas con la desaparición de estas poblaciones. Con la
conquista y evangelización predominó una pintura de corte religioso
asociada a la liturgia católica. No será hasta el siglo XIX, con
la fundación de la Academia de San Alejandro (1818), que se comienza
a gestar en el país una pintura hecha por criollos, orientada
a satisfacer el gusto europeo de la burguesía cubana. La Academia
fue creada por la Asociación Económica de Amigos del País, y su
primer director fue el pintor de origen francés Jean Bautiste
Vermay. Hacia la década del 80 se produce una nueva tendencia
de orientación en la pintura cubana, que tuvo como tema principal
el paisaje. Las figuras más importantes son Esteban Chartrand
y Valentín Sanz Carta. Una pintura de corte costumbrista tendrá
sus más interesantes expresiones en la obra del vasco Victor Patricio
de Landaluze. Pero el academicismo seguía reinando en el ambiente
plástico. La reacción vanguardista de los años 20 (siglo XX),
inauguró un nuevo momento en la pintura cubana. El movimiento
moderno tuvo su primera y más importante exposición en 1927, auspiciada
por la Revista de Avance. Iniciadores de la vanguardia cubana
fueron Eduardo Abela, Víctor Manuel, Antonio Gattorno y Carlos
Enríquez, entre otros. Los años que siguieron fueron de consolidación
del movimiento moderno, lo que se manifestó en la celebración
del Primer Salón de Arte Moderno en 1937. Artistas jóvenes entonces
indicaban ya un nuevo momento en al arte cubano que se concretaría
con la llamada Escuela de La Habana en la década del 40. Figuras
como René Portocarrero, Amelia Pélaez y Mariano Rodríguez forman
parte de este movimiento. En 1942 regresa a Cuba Wifredo Lam,
después de una larga estancia en Europa y una experiencia de taller
con Pablo Picasso. En 1943 Lam realiza la obra que lo ha inmortalizado
"La jungla", que fue adquirida por el MOMA de Nueva
York. Con el triunfo de la revolución, el movimiento plástico
se fortalece a partir de la creación en 1962 de la Escuela Nacional
de Artes Plásticas. Figuras muy importantes como Raúl Martínez
y Antonia Eiriz, integraron el claustro de profesores. Unos años
más tarde, en 1976, se funda la Facultad de Artes Plásticas del
Instituto Superior de Arte.
Obras de artistas como Roberto
Fabelo, Zaida del Río, Tomás Sánchez, Manuel Mendive y Nelsón
Domínguez, conforman el patrimonio más importante de las últimas
décadas. Hay que añadir nombres de artistas jóvenes como José
Bedia, Kcho y Flavio Garciandía que han ocupado un lugar privilegiado
al frente de los nuevos caminos de la plástica. La pintura cubana
durante los últimos 30 años ha mostrado gran capacidad para
asumir las influencias más importantes del arte internacional
con sentido propio y creativo, asumiendo al mismo tiempo, una
postura crítica en sus temas, para continuar definiendo así
los rasgos de la identidad cubana.
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Artistas de la nueva generación
Erik Olivera Rubio
Miguel Alexei Rodríguez Mendiola
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